
Al parecer Piedrabuena le solía comprar al yerbatero, quien ante la necesidad de volver, pensó, que seria mejor entrar en el cuerpo de alguien que fuera del palo, y así no correr el riesgo de quedar atrapado en el cuerpo de algún mormón, y tener que vagar como zombi el resto de su vida golpeando puertas, tratando de vender revistas del orto.
De golpe y sin previo aviso el comandante empieza a hablar en lenguas y a vomitar desaforadamente, su mujer muy asustada y sin encontrar una explicación racional para lo que estaba sucediendo recurre a la ayuda de dos profesionales, Pedro Gómez Cello y el no menos respetable Dr. Barberón de la Cerna, quienes luego de practicarle varios estudios, hacen que Piedrabuena entre en trace y así logran comunicarse con el yerbatero, quien rebela que los vómitos se debían a una intoxicación con yaguasca, y que su vuelta era para revelar que el cucumelo que realmente pegaba era el de bosta de Cebú. Luego de esto el espíritu de Nadal abandono al Comandante quien ya recuperado jura no joder más con la yaguasca.
Verdaderamente un día de mierda en el correr de la historia.
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