
Foto comentada por Wilson (el mayor y más romántico de los Pedrasas)
Esta foto fue sacada en el año 2003, más precisamente, el día que las defensas cedieron y Santa Fe se inundó.
Me acuerdo que era un día como cualquier otro, mi hermano y yo salimos a pasear por el conurbano, firmando autógrafos y besando bebes, los cuales eran acercados por las madres (y hago esta aclaración porque ya una vez alguien nos gritó “pervertidos”, al escuchar que salíamos a besar bebes), pero de pronto vimos un sin fin de gente corriendo con electrodomésticos en las manos. En ese momento no me preocupe, yo creía que solo estaban saqueando otro supermercado los muchachos de Colón, pero de golpe un señor me empujó haciéndome girar sobre un pie y pude ver como se acercaba el agua, que venía creciendo rápidamente a nuestras espaldas, por un instante me paralice, y no pude pensar en otra cosa que en salvar mis zapatos “Ante Garmaz”, así que agarré de los hombros a Miguelito, me subí a su espalda y le pegué el grito de “corré pendejo!!!”.
Las primeras 3 cuadras Miguelito corrió como nunca, pero de golpe le dio una pequeña puntada en el corazón, y se quedó medio duro, yo le pegaba con los tacos a la altura de la cintura, pero nada.
Vuelvo a ver para atrás y observo que el agua venía un poco más lenta, pero seguía creciendo, así que le dije “vamos… un par de cuadras más y hacemos el cambiazo”, Miguelito temblando un poco y casi sin aire, giró su cabeza y me dijo “no podemos hacer el cambio ahora?”, yo lo miré fijamente y le respondí “por favor, solo unas cuadras más… vos te trajiste los cortos y las hojotas, y yo me enchulé la maquina, cuando salgamos de esta cambiamos”.
Mi hermano chilló como niña chiquita y en un esfuerzo desmedido siguió adelante.
En la 7ª cuadra nos alcanzó el agua, yo en ese momento me preocupe, pero Miguelito siguió dándole, y yo solo recuerdo que en las siguientes cinco cuadras las únicas palabras que cruzamos fueron, cuando yo muy asustado le dije, “guarda, no me salpiques los pepes!!!”, y él me contestó “a veces te pasas de pajero… si los Ante Garmas son de goma!!!... pedazo de pelotudo”.
Igualmente en esas 12 cuadras vimos de todo a nuestro alrededor, como “al ploto” Gómez nadando seguido por una canoa con senda muchachada al grito de “OLE, OLE, OLE, OLE, PLOTO, PLOTO” en busca de un perro, unos gendarmes tirándole a cualquier cosa que se moviera, unos yanquis andando en jet skies, al “tata” Baldomir entrenando con “el zurdo” Vasquez, a Reutemann tomándose un ferry a Uruguay, a Susana Giménez tirando colchones desde un helicóptero al grito de “adentro tienen guita”, a un montón de políticos haciéndose los boludos y regalando asados (o mas bien regando con polenta), Landriscina en bolas corriendo con un chico que también estaba en bolas al grito de “no es lo que parece!!!”, y tantas otras cosas, que me parecieron muy mucho para un día y mucho más para solo 12 cuadras.
Pero lo que más recuerdo, es que cuando por fin salimos de la sona que quedo bajo agua y me baje de la espalda de Miguelito, él me miró y me dijo “me debes una grande, muy grande”, y ahí nomás, para evitar el encono le dije “si querés te llevo hasta casa?”, así que se puso a mi espaldas, me agarró de los hombros, hizo un amague y me pegó tremenda arrimada al grito de “Ups, perdón… pensé que estaba abierto”… juajuajua… como me hizo reír, y yo que me había hecho la cabeza que estaba enojado por lo sucedido.
Así fue que no solo salve unos pepes de lujos, sino que también me di cuenta de que Miguelito es lo más grande que hay.
Te quiero pendejo… y a ustedes los saludo… hasta la próxima.
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