314.PEDRASAS en FOTOS

Hoy: “entregá el marrón”
Foto comentada por Miguelito (el menor y más cuetero de los Pedrasas)

Ya pasaron unos años, pero todavía la recuerdo muy bien a esa morocha.
Bueno, la vedad que muy bien que digamos no la recuerdo, ya que me olvide su nombres, y si me había dicho si estudiaba o trabajaba, pero si me acuerdo que la conocí en el MOSTRO bailable, que le invite unos tragos y que nos fuimos a la costanera, para ver el amanecer.
La verdad que no salió tan de lujo, hacía poco que me había distanciado de la Mabel y venía medio cabizbajo, así que las dulces palabras de esta muchacha me dieron las fuerzas para seguir adelante.
No recuerdo mucho los detalles, ni que le dije, solo recuerdo que ella en un momento sonrió y me derritió, así que supongo que más que decir, me debo haber mandado el numerito del “Ups, perdón… pensé que estaba abierto” con mi hermano mayor, gag cómico que me ha dado más de una alegría, como ya todos saben.
Me acuerdo que en un momento dentro de la disco la chica me tomó de la mano y me arrastró hacia la salida, yo en ese momento giré la cabeza buscando a Wilson para decirle que me iba, pero lo vi en el fondo apretándose a una petisa, y bueno a Wilson siempre le gustaron las petisas, así que no le dije nada, pagué la tarjeta y salí.
Después de eso la morocha me abraso muy fuerte y me dijo “vamos a la costanera”, y yo le dije “bueno, si te la bancas a pata vamos”, me acuerdo también que hizo un gesto medio raro, pero como a la octava cuadra se le pasó y me comenzó a hablar de nuevo, me dijo que hacia mucho que me venia echando el ojo y que nunca había hecho nada por miedo a la Mabel, que le encantaba mi gorrito y mi sonrisa, por otra parte yo le dije que tenía lindos ojos y unas tetas de lujo, después de decir esto se produjo un silencio que duró hasta llegar a la costanera, más o menos unas 20 cuadras.
Al llegar a la costanera ella dijo “mirá… está amaneciendo”, y yo que no me andaba con vueltas la agarré de los hombros, la giré para que quede enfrentada a mí y le dije “bueno loca, si lo hacemos hagámoslo ahora antes que caiga los giles que hace gimnasia temprano”.
La morocha se resistió un poco, pero después de unos besos ya estábamos revolcando en la arena.
Como me calentó la morocha, me volvió tan loco que hasta le desgarré la pollera a mordiscones, y en lo mejor de la contienda escucho unos pasos, desesperado pensando que podían llegar a ser los inauguraldes (famosos morochos locales, que golpeaban a las chicas e inauguraban a los hombres que andaban practicando sexo por ahí) me levanté sin vacilar y desenfundé mi 9 reglamentaria y grité “alto, quien vive?”, a lo que me respondieron desde atrás de un arbusto “Apurate pendejo que me agarraron los inauguraldes!!!”, salí corriendo como nunca, pegué unos tiros, y vi como los morochos desaparecían en la arena.
Wilson se retorcía en el piso, pero era tan solo miedo ya que no le habían podido bajar los pantalones, y ahí tirado me dijo “creí que no la contaba pendejo… y te digo que la próxima vez que salgas de la disco sin dejarme las llaves te pateo las bolas hasta que orines sangre”.
En ese momento me reí, y me di vuelta en busca de la morocha, que para sorpresa mía y de Wilson, estaba golpeada de la cabeza a los pies y desmallada en la arena, ahí nos dimos cuenta recién de la velocidad de acción de estos notables especimenes, así que sin perder tiempo y por miedo a que volvieran por más, salimos corriendo del lugar con la morocha aun sin recuperar.
Wilson reviso las pertenencias de la mina, encontró su documento y pudimos ver donde vivía, la llevamos hasta la casa y la dejamos en la puerta, tocamos timbre y corrimos, ya que no queríamos problema con los familiares, y a dos cuadras nos metimos en una estación de servicios a desayunar, y mientras tomábamos un café y recuperábamos el aliento, Wilson me dijo “no sabes Miguel… por un momento pensé que me rompían el orto por segunda vez”, y le rodó una lagrima por la mejilla.
Fue así como me enteré que a Wilson ya se lo habían pasado por la piedra, y esa mañana me lo contó todo, pero eso pertenece a otra foto, así que hasta la próxima.

aclaración: en la foto de ayer, el Bahiano estaba irreconocible.

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